Estudiantes de la Escuela de Ciencias Sociales y Humanísticas hicieron un viaje científico por el humedal del Río Paraná.

Bien temprano, en una mañana soleada ideal para disfrutar del Humedal, estudiantes de la Escuela de Ciencias Sociales y Humanísticas de la UNR se congregaron en el muelle de la Florida para visitar la escuela que queda en la isla del Charigüé y así compartir una jornada llena de juegos y ciencia. 

Luego de un viaje en lancha de unos 30 minutos, estudiantes y directivos desembarcaron en la Escuela Leandro N Alem Nº 26, una institución a la que asisten 18 estudiantes de la zona y que tiene como gran patio de juegos nada más ni nada menos que el Río Paraná. 

Con gran emoción, los estudiantes locales recibieron a sus visitantes, y así comenzó un día de juegos y de aprendizaje sobre los humedales. Mezclados, el grupo se dividió en dos para jugar al juego de mesa Expedición Humedales y hacer una recorrida científica por la zona. 

“Representa una vivencia única para nuestras y nuestros estudiantes. Sumamos una experiencia que muchos no habían tenido y poder realizar un intercambio con una escuela de del humedal le brinda un atractivo mayor”, consideró la Directora de la Escuela de Ciencias Sociales y Humanísticas de la UNR, Claudia Voras, y agregó: “Que puedan contar sus experiencias las y los chicos que viven en este lugar es invaluable en lo que es la formación de nuestros estudiantes”. 

La Directora explicó que es un desafío muy grande poner a los chicos y chicas en contacto con la naturaleza para así generar la curiosidad y el interés. “Creo que ese es el propósito de cualquier experiencia didáctica en la cual se juega este vínculo entre lo que estudian en una materia y poder ver en la práctica esos conceptos en concreto. Hay un ida y vuelta entre la teoría y lo que ven en el territorio. Esperamos que algo quede allí en relación con el impacto que tenemos los hombres y las mujeres de este mundo sobre la naturaleza en términos del daño y el cuidado que podamos hacer de ella”.  

Por su parte, Mónica Muga, Directora de la Escuela Leandro N. Alem, mostró su alegría por haber podido compartir una vivencia diferente. “Fue realmente gratificante para nosotros y sobre todo, muy enriquecedor para los chicos. El intercambio que se dió entre las y los estudiantes de las dos escuelas fue muy lindo, siendo muy productiva las actividades que realizamos y cómo pusimos en valor la importancia de los humedales en nuestro ecosistema. Creo que es un encuentro que debería hacerse todos los años y convertirse en una práctica cotidiana”.

Expedición Humedales es un juego de cartas sobre flora y fauna de los humedales del litoral argentino, planificado por un grupo de rosarinos que advirtieron el desconocimiento general que había de un bioma que está a metros de nuestros hogares. “Detectamos que había una necesidad en el ámbito educativo de empezar a involucrar al juego como una herramienta de educación. Notamos en nuestras experiencias en escuelas que los estudiantes iban aprendiendo muy rápido y como identificaban los nombres de las especies que habitan los humedales. Comenzamos hace tres años y ha tenido una gran recepción”, explicó Ignacio Negri, egresado de la UNR y uno de los impulsores de este juego. 

La experiencia del juego resultó increíble y se generó un intercambio de saberes inigualable. Por un lado, estaban las y los estudiantes de la Escuela de Ciencias Sociales que ya habían tenido previamente un acercamiento al juego y conocían a grandes rasgos las reglas, mientras que, las y los estudiantes de la Escuela Leandro N. Alem tenían conocimientos propios porque conocen a partir de sus propias vivencias las especies de animales y la flora que aparecen en este dispositivo lúdico. 

Jugando en equipos combinados, se propició no sólo la sociabilidad entre las y los chicos, sino que también, la construcción conjunta de conocimientos. “Fue un momento fantástico y muy interesante. Notamos que los chicos que viven en el humedal tienen una mayor noción y respeto por este espacio, no porque quienes provienen de Rosario no lo hagan sino porque no lo conocen como lo hacen ellos. Siempre lo decimos, pero lo que vivimos hoy nos lo refuerza: no se puede cuidar y amar algo si no lo conocemos previamente”, valoró Guillermo García, otro de los creadores de Expedición Humedales, y agregó: “Lo que se busca es generar herramientas para el mayor cuidado y esa es la idea de la jugabilidad de esta herramienta pedagógica”.

Por otro lado, se llevó a cabo una recorrida por distintas zonas del humedal, bajo la guía de Guillermo Montero, quién es investigador de la Universidad, especialista en entomología, y un verdadero conocedor de las islas. “Hemos vivido un hermoso día, creo que momentos como estos revalorizan el rol de la Universidad Pública. Estoy convencido que es una experiencia que tenemos que repetir con todas las escuelas medias de la UNR”, explicó quién también ocupa el cargo de Secretario General de la UNR. 

Junto a Montero, las y los estudiantes charlaron sobre ambiente, cambio climático, modos de producción, flora, fauna, y los incendios. “Realmente hoy sentí que estábamos construyendo saberes en conjunto, con un respeto enorme escuchándonos los unos a los otros. Me encantó cómo los estudiantes del Charigüé me contaban con su lenguaje las cosas que ellos veían en su vida cotidiana. Hablamos de que tipos de insectos hay, cuales son los tipos de plantas, cuáles de ellas come o no el ganado, entre otras cosas. Fue un descubrimiento en conjunto”. 

La Escuela de Ciencias Sociales donó botiquines de medicamentos y elementos de primeros auxilios al Centro de Salud del Charigüé, que fueron armados por la cooperadora. “Nos parece necesario aportar desde nuestro lado a un lugar que lo necesita. Esto también es parte de la construcción de una Universidad más comprometida con la sociedad”, enfatizó Voras. 

Un encuentro de costumbres y de saberes

“Me gustó mucho venir, fue un día diferente”, comenzó explicando Catalina, estudiante de la Escuela de Ciencias Sociales. “Conocimos el paisaje y  las especies de animales que habitan esta zona del humedal. No conocía la vegetación de este lugar, muy distinta a Rosario”. 

A su vez, Catalina destacó la experiencia de estar en el lugar de los hechos. “Habíamos jugado Expedición Humedales antes, pero hacerlo acá fue muy lindo porque pudimos conectarnos con las especies que aparecen en el juego”. 

Jonás, un jóven estudiante del Charigüé que conoce la zona como la palma de su mano, se mostró contento de poder relacionarse con tantas personas nuevas, pero también, de poder seguir aprendiendo cosas del lugar donde vive. “Fue muy divertida la caminata y el juego. Aprendí que había animales, plantas e insectos que tienen otro nombre al que yo conozco, pero son los mismos. Me gustaría que podamos volver a hacer esto”. 

Jugar, conocer, y divertirse

El equipo creador de Expedición Humedales impulsó la creación de una colección, dado el éxito y buen recibimiento del primer juego. “Pensamos que si funcionó tan bien en los humedales, hay otros espacios de nuestro país que podríamos explorar. Nuestro segundo juego fue Expedición Serrana, que trata de toda la problemática ambiental de la sierra de Córdoba y San Luis, poniendo el foco en ese espacio central de nuestro país, sumando también cartas de impacto ambiental”, explicó Negri y agregó: “También tenemos un tercer juego que se llama Expedición Marítima, en el cual estamos trabajando ahora y donde buscamos abarcar todas les especies que habitan el lecho marino argentino. Queremos poner en valor toda la plataforma Argentina y hablar de la soberanía, algo muy importante”.  

El equipo resaltó que lo que se busca con la implementación de estos juegos es generar un valor agregado. “En Expedición Humedales nuestro aporte fue poner sobre la mesa las especies que habitan este lugar, con un lema que tenemos que dice: “No se cuida lo que no se conoce. Si no le pones nombre a las cosas no podés valorarlo”, expresó Guillermo. 

El dispositivo lúdico es importante y se demuestra en la puesta en valor realizada por diversos actores del sector educativo. “Por suerte, recibimos muchos mensajes que nos felicitan por el juego. Una seño nos contó que en su aula un chico había llorado porque el Aguará Guazú está en extinción. Si bien es un momento triste, que haya logrado tener esa conexión emocional con la situación, hace que ese alumno no se olvide nunca más de lo importante que es defender nuestros ecosistemas: si le ponemos nombre a un ave o un pez, ya generamos un vínculo y a partir de ahí el cuidado viene por añadidura”, detalló Negri.

Periodista: Gonzalo J. García/Fotógrafo: Ramiro Ortega