Un grupo de estudiantes de distintas procedencias contaron cómo es la experiencia de vivir en la Residencia de la UNR que les permite continuar con sus carreras.

El Rector Franco Bartolacci y el Secretario de Bienestar Universitario Ignacio Mangiameli compartieron un desayuno con los jóvenes que están viviendo en la Casa de Estudiantes “Ismael Bordabehere” que la Universidad Nacional de Rosario  inauguró este año.

Actualmente son 82 los estudiantes de distintas localidades y carreras que están alojados en el edificio ubicado en un lugar estratégico de la ciudad: Santa Fe 1470. Allí contaron sus historias y vivencias y el Rector recordó su propia experiencia cuando llegó a Rosario desde San Jorge para estudiar Ciencia Política  y se alojó en una pensión de esta ciudad.

“La idea es acompañarlos, que puedan transitar la Universidad y recibirse pero también disfrutar la vida universitaria porque es el momento donde uno se forma no sólo en una disciplina sino que también genera vínculos afectivos para la vida”, expresó Bartolacci y agregó: “Hay que hacerlo de forma responsable porque es la sociedad la que sostiene con sus aportes la educación pública”.

El Rector Bartolacci escuchó los testimonios de los estudiantes de la Residencia.

Abril, una de las residentes que cursa Medicina y vino de San Lorenzo, afirmó: “Es un alivio y estoy orgullosa de estar acá porque ayuda muchísimo para seguir estudiando  que es lo que nos garantiza un futuro” y agregó: “Aparte del estudio mi entusiasmo es por las personas con las que voy a compartir en la Residencia porque hacer amigos creo que también es importante”.

En tanto Juan Manuel que estudia en la misma Facultad, vino de Colombia y destacó que “vivir en la residencia es una oportunidad muy importante y garantiza una mayor accesibilidad”. Dijo que eligió la UNR por su nivel académico y porque “brinda un montón de beneficios respecto al estilo de vida del estudiante”, haciendo referencia a los Comedores, el Gimnasio y las Becas que otorga esta Universidad.

El Rector Bartolacci expresó que los testimonios compartidos “ratifican la importancia de este espacio, lo relevante que es para que muchos estudiantes puedan seguir cursando”. A su vez, tomó nota de lo que aún hace falta para continuar mejorando.

El desayuno compartido tuvo lugar en uno de los espacios comunes de la Residencia.

Cabe destacar que se trata del primer inmueble del Programa de Residencias Universitarias cuya finalidad es promover el acceso, permanencia y egreso en la UNR de aquellos alumnos que, por su situación social y económica, carecen de recursos para costear la totalidad de un alojamiento.

El edificio de diez pisos con 36 habitaciones cuenta con un espacio común de estudio y refrigerio en la planta baja al que pueden acceder también otros estudiantes no residentes, un punto digital con computadoras, un deck al aire libre con bicicletero y próximamente se instalará una lavandería. En el entrepiso hay otro espacio común de estudio sólo para los residentes. Las  habitaciones cuentan con cuatro camas individuales, cocina, heladera, placard, caja de seguridad, tv, aire acondicionado, calefactor y balcón tanto en el frente como en el contrafrente.

Los primeros residentes

Victoria está en segundo año de la carrera de Psicología y es de Corrientes. “Antes estaba en una pensión pero es muy difícil  conseguir lugar y llegar a la cuota que piden por mes. Esta es la mejor alternativa”, afirma.  Julieta está en segundo año de  Arquitectura y es de Rufino, Santa Fe. “Me anoté en esta beca porque me parecía necesaria económicamente y también para convivir con gente de mi entorno. Si tenes algún problema, te sentís acompañada”, dice.

Macarena está en tercer año de la carrera de Derecho y es de la ciudad de Victoria. “Antes tenía que trasladarme todos los días para estudiar y rendir, ahora tengo la posibilidad de vivir acá”, cuenta. Camila es de San Nicolás y este año empezó la carrera de Medicina: “Estoy re contenta, es una posibilidad grande para estudiar, ayuda un montón, sino tenía que viajar todos los días”.

Juan es de Villa Ramallo, provincia de Buenos Aires, y este año comenzó la carrera de Bellas Artes en la Facultad de Humanidades. “Para mí es un paso super grande. Estaba hospedándome en una pensión temporariamente pero nada en comparación con esto que es un lujo.  Además del costo me viene bien por la cercanía con la Facultad”, resalta. Francisco vino de San Nicolás para hacer la Licenciatura en Economía. “La posibilidad de vivir en esta residencia me ayuda para continuar estudiando porque no podía seguir alquilando un departamento”, explicó.

Franco está en tercer año de Ingeniería civil y es de Junín, provincia de Buenos Aires. “Parar acá es una mejoría increíble en cuanto a costo que es más accesible y por la posibilidad de vivir con otros estudiantes. Alejo que está en segundo año de Ciencias Económicas y viene de Casilda, considera que la residencia “es re linda” y también valora como una buena experiencia poder compartir con otros jóvenes.

Periodista: Victoria Arrabal/Fotógrafa: Camila Casero