Al grito de “entréguense” sucedía en el barrio de San Fernando en Granadero Baigorria durante la última dictadura cívico-militar lo que hoy se conoce como la “Masacre de Granadero Baigorria”.

El 23 de junio de 1977, diez militantes del PRT-ERP secuestrados en “La Calamita”, centro de detención clandestino ubicado en la calle Eva Perón 1530 de la ciudad de Granadero Baigorria, fueron trasladados a una casa ubicada en la intersección de las calles Las Verbenas y 9 de Julio, simulando un enfrentamiento para fusilar a lxs militantes. La vivienda, antes de ser usurpada, había pertenecido a la organización.

En la calle, los represores prendieron fuego un vehículo, mientras gritaban por un megáfono que “se rindieran”, y, posteriormente, la prensa replicó la versión oficial.
Los detalles de la masacre fueron revelados en el año 2009, al declarar en la causa “Guerrieri”, por un integrante del Batallón de Comunicaciones 121 del Segundo Cuerpo del Ejército, el represor Eduardo “Tucu” Constanzo.
En conmemoración a lxs asesinadxs en la Masacre de Granadero Baigorria, entrevistamos a Carlos Montini, integrante de Documenta Baigorria, agrupación que promueve la recuperación de la memoria popular sobre el accionar del terrorismo de estado en la última dictadura militar. Charlamos acerca del ex centro clandestino de detención “La Calamita” y sobre la historia de Granadero Baigorria durante la dictadura.

¿Cuáles son los hechos que preceden durante la dictadura al asesinato de lxs diez militantes en Las Verbenas y 9 de Julio?

Se supone, por las deducciones que se hacen, que la Masacre de Granadero Baigorria parte de una represalía por una supuesta toma de la portería de John Deere, un tiempo antes, hecha por la gente del PRT, que culmina en esta matanza. Hay un dato no menor, y es que el 1 de diciembre de 1976, a unas dos cuadras de donde posteriormente se produjo la masacre, por la calle 9 de julio, hubo un enfrentamiento, donde mueren Juan Carlos Gauseño y José Aquiles Tettamanzi. Eran parte de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), y ellos cubren la fuga de otra mujer, de nombre Gloria Cristina Fernández, “Manolita”, con su familia. Estos son todos datos que se han ido rescatando, sin embargo no hay documentación fehaciente de esto. Lo que sí, Gauseño y Tettamanzi mueren ahí cubriendo esa fuga. 

¿Cómo nace “La Calamita” como centro clandestino de detención?

La Calamita es una gran mancha negra en Granadero Baigorria. En el barrio de San Fernando sucede el atentado simulado conocido como la “Masacre de Granadero Baigorria”. La Calamita está en otro lugar, si uno se ubica en la entrada al Hospital Baigorria, doblando por la calle Eva Perón al fondo, cruzando dos vías por calle de tierra, está la entrada al casco de la estancia. Inicialmente, en la década de 1920, el propietario de estas tierras fue un inmigrante español, Juan Sala, quien fue partícipe de la fundación de la estructura de Granadero Baigorria, cuya principal actividad era la siembra de frutales. Posteriormente, el campo se subdividió y parte de él fue vendido Ángel Calamita, donde funcionaba un viñedo. En 1969, Ángel Calamita vende toda su propiedad a la firma Raul Benzadon SACI, familia dueña de varias tiendas reconocidas de la zona. En determinado momento, según los datos que se pueden rescatar, se alquila en el año 1976 y se lo ceden al comando del Segundo Cuerpo del Ejército. Esa es la documentación que hay, pero se ha tratado de destruir todo. 
El casco histórico tiene una historia muy triste, fue pasando por distintas manos, hasta que llegó a ser un centro de detención durante dos años aproximadamente, entre 1976 y 1978, y ahí se secuestraron y desaparecieron a más de 200 personas, es decir, es algo muy grande lo que sucedió en dicho lugar. Y eso lo tenía el circuito del Segundo Cuerpo de Ejército, siendo uno de los cinco centros clandestinos del circuito represivo del Batallón de Inteligencia 121 de Rosario. El teniente coronel Pascual Guerrieri, exagente del Batallón de Inteligencia 601 y jefe del centro clandestino de detención conocido como Quinta de Funes, era quien administraba el centro clandestino. 

¿Cuándo deja de funcionar “La Calamita” como centro de detención clandestina y qué sucede posteriormente?

Esa casa, cuando en el año 1978 se desmantela todo el sistema represivo, queda abandonada y pasa nuevamente a manos de los dueños, donde posteriormente se hicieron emprendimientos laborales de distintos tipos, fábrica de cloro, pollería, entre distintas cosas. Ya no se usó más como casa de fin de semana de la familia Benzadon. En 1984 se concretó la visita de la CONADEP que estableció fehacientemente el funcionamiento de un Centro Clandestino de Detención en el predio. Cuando se hace el libro de la CONADEP, Nunca Más, La Calamita aparece por medio de relatos. Hubo entre 20 y 30 sobrevivientes de La Calamita y sus testimonios son lo único existente, ya que los archivos de los delitos de lesa humanidad de la región fueron robados a los tribunales provinciales en octubre de 1984, sin demasiado esclarecimiento del hecho. 

El anuncio de la venta del predio que se conoció públicamente en abril de 2001 provoca algunas movilizaciones y se arma una Comisión Popular por la Memoria en Baigorria. Posteriormente,  por un intento de demolición de algunas construcciones de la Quinta que se llevó a cabo parcialmente volvió a movilizar a sectores sociales y también a los funcionarios municipales de entonces. Tanto el Concejo Municipal como el Poder Ejecutivo local declararon de utilidad pública y sujeto a expropiación el predio de La Calamita a fin de que funcione en ese lugar el Museo de la Memoria de Granadero Baigorria (lo cuál después no sucedió), por lo cual se detuvo la demolición. A partir de ahí eso se hace visible en la lucha, a reivindicar lo que pasó ahí. 

En el juicio Guerrieri l, el primero, ahí aparece La Calamita y mucha información. Entonces, Eduardo Constanzo, personal civil de inteligencia, que había estado en La Calamita, empezó a declarar. Hay otras causas abiertas ahora, Guerrieri l, ll, lll; y eso llevó a que la gente que había sido partícipe de eso, empezara también a hacerse visible y a sincerarse. 

¿Qué rol viene tomando la agrupación Documenta Baigorria? 

Yo me integré al proyecto allá por el año 2005, 2006, donde había un proyecto de colocar esculturas en la Avenida San Martín, ahí donde está la YPF y la entrada al Hospital hasta La Calamita.  Llegamos a colocar 4. Simbolizan la destrucción de la industria nacional, el Plan Cóndor instalado en toda Latinoamérica, la Guerra de Malvinas. En todo ese interín, a partir de esa época que debe haber sido 2011, se arma Documenta Baigorria con las personas que quedamos ahí, y se fueron sumando otras. 

El fin nuestro es recuperar ese espacio como un sitio de memoria; que el lugar pase a poder del Estado Provincial. De hecho fue el centro clandestino más importante que tuvo el segundo cuerpo del ejército acá en la región. Después estaba El Pozo que era el servicio de información de la policía, junto con muchos otros de la zona, y La Calamita estaba en un lugar totalmente despoblado. La actividad nuestra se basa en difundir esto, siempre que hay alguna fecha realizamos una marcha desde la ruta hasta allá caminando por la Eva Perón, y realizamos un acto en la puerta. Y después también tenemos la militancia dentro de las escuelas, en el grupo hay varias docentes, entonces la veta principal es hacer conocer lo que pasó en Baigorria y su historia. 

¿Hay alguna posibilidad de que La Calamita sea reconocido como sitio de memoria en la cercanía? 

Hubo tres proyectos de ley en la legislatura provincial. Dos veces se aprobó. En noviembre de 2003 la legislatura provincial sancionó la ley 12.192 que declaraba de interés público y sujeto a expropiación el predio propiedad de la empresa SOLUKAT CORP. Algunos errores técnicos en relación a la mensura de los lotes hicieron que ese texto debiera ser enmendado; el nuevo texto ya corregido cobraría fuerza de ley a finales de 2005 bajo el número 12.462. Esa ley facultaba al Poder Ejecutivo Provincial a expropiar el predio de casi 11 hectáreas y cederlo gratuitamente a la Municipalidad de Granadero Baigorria para destinarlo al Museo de la Memoria local. El plazo de expropiación (dos años a partir de la sanción de la ley) se cumplió sin que se efectivizara aquella ley, y La Calamita siguió en manos privadas. La segunda se promulgó hace aproximadamente unos tres años. Ahí se votó la ley en el senado, y el ejecutivo no la reglamentó, entonces se cae de nuevo en 2018. La familia Benzadon donaría el casco histórico, sin embargo, el acuerdo de donación aún está pendiente. Hay solo un papel que tiene algún tinte de oficialidad donde hay una firma de los descendientes herederos de Benzadon, pero falta una firma para su concreción. Ese es el estado actual de La Calamita, pero esta lucha viene desde hace 20 años. 

Hoy recordamos la Masacre de Granadero Baigorria y a lxs asesinadxs, seguimos exigiendo Memoria, Verdad y Justicia:

  • Mónica Cappelli, 25 años, militante del Frente Amplio sindical de John Deere.
  • Alberto Coraza, 33 años, se desempeñó como defensor de presos políticos.
  • Ricardo Franco, 32 años, uno de los fundadores del centro de estudiantes de la UCA en Santa Fe.
  • Alberto Galarza, 27 años, militante del Sindicato de Aceiteros en el Movimiento Obrero de Recuperación Sindical.
  • Graciela Eier, 21 años, estudiante de medicina de la UNR, vivía en Granadero Baigorria junto a sus padres. De allí partió el 19/05/77 al trabajo y fue secuestrada en el trayecto.
  • Susana Díaz, 21 años, presa política de Devoto, posteriormente liberada. Participó de acciones políticas y gremiales.
  • Domingo Laborde, 25 años, tornero y delegado de la empresa John Deere en Rosario. Militaba en el Frente Swift.
  • José Madeo, 27 años, militante del PRT-ERP.
  • Hilda Meikle, 45 años, ex monja, enfermera de profesión, estuvo detenida en el año 1973 en el Estadio Nacional de Chile.
  • Irma Montenegro, 34 años, estudiante de psicología, dirigente política de la regional Rosario del PRT-ERP. Fue protagonista en luchas por Acindar y John Deere.

Por Malena Fernández*
*Estudiante de Comunicación Social, quien se encuentra realizando una práctica pre profesional en el Área.