Las antiguas viviendas fueron restauradas y ahora comenzarán a alojar un espacio de informes, otro destinado para la tienda de la UNR y la Editora.

Con el final del mes de junio, terminó la primera etapa de la obra de recuperación de las bóvedas de ingreso a la Siberia, que se encontraban en estado de abandono. Ya renovadas, comenzarán a alojar un espacio de informes y acceso al predio, más otro destinada para la tienda de la UNR y la Editora.

La recuperación de estas bóvedas, que son patrimonio histórico, forma parte del conjunto de intervenciones para preservar y poner en valor el patrimonio de la UNR. En particular, en la Siberia -donde recientemente fue inaugurada la parada segura- se trabaja para mejorar cada espacio de la ciudad universitaria.

Los trabajos de recuperación incluyeron la restauración de las cubiertas abovedadas, sus cielos rasos y fachadas de ladrillos vistos para recobrar su esencia morfológica y estética. Además, se demolió la mampostería de los techos para permitir una mejor visual del abovedado, incorporando también una mejor iluminación.

Estas antiguas bóvedas fueron levantadas en la década del 60 como prototipos de un plan de viviendas sociales que la gestión del ex presidente Arturo Illia ideaba desarrollar en la región.

Según la reconstrucción de la historia de esas construcciones realizada por el sector encargada del mantenimiento de los edificios universitarios, el particular conjunto de edificios obedece a una serie de estudios e investigaciones de carácter socio arquitectónico realizadas por el arquitecto Hermes Sosa.

Desde 1964 y hasta 1966, el profesional se desempeñó como director del Equipo de Estudio de la Vivienda (EEV) un espacio creado en la administración de Illia con el objetivo de servir de apoyo para la realización de una política de viviendas para la región.

Ahora las bóvedas de ingreso comenzarán a cumplir su nueva función de recepción a los estudiantes.