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En el marco de la Campaña Nacional "Plantamos Memoria", se plantaron 33 árboles en homenaje a las víctimas.

Por primera vez, sobrevivientes y familiares pudieron ingresar al predio de la ex Quinta Operacional de Fisherton, que funcionó como un centro clandestino de detención durante la última dictadura cívico militar.

En el marco de la campaña “Plantamos Memoria”, impulsada por Abuelas de Plaza de Mayo, la Universidad Nacional de Rosario participó de un homenaje en la ex Quinta Operacional de Fisherton, lugar dónde funcionó uno de los centros clandestinos de detención durante la última dictadura cívico militar. Se llevó a cabo la plantación de treinta y tres árboles por cada una de las víctimas.

Este emotivo acto contó con la participación de autoridades locales, provinciales, nacionales, y miembros de la comunidad universitaria, además de la presencia de Abuelas de Plaza de Mayo filial Rosario e Hijos Rosario.

En este lugar entre agosto y octubre de 1976 funcionó un centro clandestino de detención en el que estuvieron detenidas 33 personas. Entre ellos se encontraban cuatro mujeres embarazadas y una beba nacida en cautiverio: la nieta restituida Nº 103, hija de Ricardo Klotzman y Cecilia Barral. Pero aún se buscan a los hijos o hijas de Isabel Carlucci, María Laura González y Liliana Girardi.

Se llevó a cabo una intervención artística en la que participaron los presentes.

El rector Franco Bartolacci subrayó el compromiso de la Universidad Pública y adelantó que la UNR cederá un lugar para que la Filial de Abuelas de Plaza de Mayo Rosario tenga su propio espacio físico definitivo. “La presencia de representantes de todos los estamentos universitarios no es más que la ratificación de un mandato institucional de buscar incansablemente la verdad, memoria y justicia. Quiero reconocer el trabajo de los organismos, quienes permitieron una reconstrucción histórica, y esto no hubiera sido posible sin su compromiso y dedicación. Nuestra universidad va a ceder un espacio físico para que Abuelas de Plaza de Mayo Rosario tenga una sede definitiva en la ciudad y es un orgullo que sea en el espacio de la UNR”.

Cabe destacar que la Cátedra de Arquitectura y Memoria de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la UNR fue la encargada de realizar el peritaje del lugar. Además, durante el homenaje el rector Franco Bartolacci y la responsable del Área de Derechos Humanos de la Universidad, Paula Contino, hicieron entrega de un reconocimiento a representantes Abuelas de Plaza de Mayo.

Por primera vez, sobrevivientes y familiares pudieron ingresar al predio que funcionó como un centro clandestino de detención.

La campaña Plantamos Memoria fue impulsada por Abuelas de Plaza de Mayo en todo el país a lo largo de 2021. En Rosario ya se plantaron alrededor de 500 árboles, y apunta a fomentar el ejercicio de la memoria.

Sabrina Gullino Valenzuela Negro, integrante de Abuelas Rosario y una de las organizadoras del homenaje, hizo hincapié que “ hoy estamos haciendo memoria y donde ayer hubo muerte, desde hoy habrá vida”. También recordó que pocos días atrás, al momento de preparar el terreno para el acto, sucedió un hecho significativo: se encontraron algunos de los cimientos de lo que era el centro clandestino de detención. “Tenemos en claro que necesitamos vivir en una sociedad más justa y ese era el sueño de los 30 mil”.

Bartolacci y Contino entregaron reconocimientos a representantes de Abuelas de Plaza de Mayo.

Además, se realizó la instalación de una placa conmemorativa a cargo del Concejo Deliberante y una intervención artística colectiva. “Cuando me contaron la historia de este lugar, fue un compromiso que abordamos desde el vamos como Concejo Municipal. Vinimos a plantar memoria en un lugar donde 29 víctimas fueron secuestradas y torturadas, y hasta hoy muchas y muchos siguen desaparecidos. Plantar memoria es una idea maravillosa, que se les ocurrió a las Abuelas y creo que tienen que ver con construir futuro”, destacó emocionada la Presidenta del Concejo Municipal de Rosario, María Eugenia Schmuck.

Alicia Gutiérrez, directora general de Derechos Humanos de la ciudad, definió el escenario como “muy movilizante” y llamó a seguir sumando esfuerzos para encontrar a las “más de 300 personas que aún, luego de 40 años, siguen desconociendo su identidad, así como de homenajear a los compañeros y compañeras desaparecidos y desaparecidas”.

Hijos, hijas y familiares de las victimas descubrieron la placa conmemorativa entregada por el Concejo Municipal.

“Cada vez que estamos juntos por esta causa, siento que los 30 mil están con nosotros y que no los dejamos en el olvido. La resolución de este caso en particular demoró mucho tiempo en llegar, tenemos que prometer a las madres y abuelas que vamos a seguir buscando memoria, verdad y justicia para todas y todos los desaparecidos hasta el último día”, reconoció la secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe, Lucila Puyol.

La directora de Sitios de Memoria de la Nación, Lorena Batisitiol, resaltó la necesidad de poder trabajar desde todos los poderes del Estado para seguir recuperando sitios históricos y mantener fortalecido el ejercicio de la memoria. “Queremos que las generaciones que vienen conozcan lo que sucedió para que no vuelva a repetirse. Estoy convencida que solamente juntos podemos lograrlo”.

La permanencia de los árboles fortalecerá el recuerdo de lo que ocurrió en el predio para que no se repita la historia.

El homenaje contó con la presencia de hijos, hijas y familiares de las víctimas, quienes a su vez con querellantes de la causa. Ivan Fina, representante de Abuelas Rosario, reconoció que “encontramos en las Abuelas y Madres un ejemplo de vida ya que hay situaciones que son muy duras de transitar en soledad y nos enseñaron que todos juntos podemos continuar, un sostén que nos mantiene parados para gritar juntos Nunca Más”.

La Quinta de Fisherton

En 1984 Fernando Brarda, uno de los sobrevivientes, denunció por primera vez ante la Conadep —Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas— la existencia de este centro clandestino y los hechos allí ocurridos, aunque recién fue posible identificar el lugar en 2005. Entre 2006 y 2014 una orden judicial preservó el inmueble como prueba material de la Causa Klotzman, entonces en etapa de instrucción. Pero tras caerse la medida cautelar, el predio fue adquirido por el Colegio San Bartolomé.

En el 2015 otro sobreviviente, que por motivos laborales realizaba tareas de mantenimiento para el colegio, reconoció el lugar en donde había estado secuestrado en 1976 y denunció los hechos ante la Justicia. En el 2016 la institución educativa decidió llevar adelante la ampliación del polideportivo y demolió el inmueble para instalar una cancha de rugby.

Las víctimas que estuvieron secuestradas en la Quinta de Fisherton son: Cecilia Beatriz Barral, Ricardo Horacio Klotzman, nieta 103, restituida del matrimonio Klotzman – Barral, Juan Alberto Tumbetta, Edgardo Silva, Osvaldo Aníbal Matosky Szeverin, Fernando Patricio Brarda, María Laura Gonzalez, Ricardo José Machado, Elvira Estela Marquez, Liliana Beatriz Girardi, Julio Adolfo Curtolo, María Teresa Latino, María Teresa Serra, Elvio Ignacio Castañeda, Alejandro Ramón Pastorini, José Ángel Alba, Herminia Nilda Inchaurraga, José Rolando Maciel, Elena Cristina Marques, Dante Rubén Vidali, Isabel Ángela Carlucci, Víctor Hugo Fina, Héctor Alberto González, María Teresa Vidal Martínez Bayo, Juan Carlos Lieby, Daniel Emilio Garrera, María Victoria Gazzano Bertos, Oscar Alberto Medina y Daniel Guibes.

Periodista: Gonzalo J. García / Fotógrafa: Camila Casero