El proyecto de extensión de la UNR “Nosotres contamos” generó un espacio donde los estudiantes secundarios expresan sus inquietudes sobre la educación sexual integral.

El consentimiento y el deseo en las relaciones sexo afectivas, los noviazgos y los vínculos violentos, las diversidades y cómo cuidarse, siguen siendo los temas que más preocupan a los adolescentes que reclaman una efectiva implementación de la educación sexual integral en las escuelas secundarias. En este contexto la UNR, desde su área de Género y Sexualidades, puso en marcha el proyecto de extensión “Nosotres contamos”.

En un primer momento consistió en visibilizar todo lo que venían realizando los centros de estudiantes del Politécnico, el Superior y la Agrotécnica en cuanto a la incorporación de la perspectiva de género. De ahí surgió que desde el 2015 se fueron modificando varias cuestiones, desde el vínculo con los docentes, las discusiones en el aula, en los recreos, los códigos de vestimenta y la incorporación de secretarías de género.

Las organizaciones estudiantiles hicieron un intenso trabajo  porque los jóvenes participaron en los “Ni una menos” y en los reclamos por la legalización del aborto cuya consigna incluye la educación sexual integral para decidir. En este sentido el movimiento secundario cumplió un rol importante y estableció vínculos estratégicos con docentes, con el área de género de la Universidad y con organizaciones no gubernamentales.

El consentimiento y el deseo son dos temas que los jóvenes consideran importantes dentro de la educación sexual integral.

Si bien el objetivo inicial del proyecto fue recuperar la voz de los estudiantes y las luchas feministas en las escuelas, este se amplió con un curso de ESI y  una página web interactiva. ¿Qué ESI queremos? fue la pregunta central del curso que se desarrolló de forma virtual durante la pandemia y del que participaron más de 300 estudiantes de distintas escuelas medias de la ciudad. “Fue tan potente que de ahí surgió la realización de una página web para que las discusiones continúen circulando”, dice Sofía Gorini, Profesora de Comunicación Educativa e integrante del proyecto.

La página web interactiva www.nosotrescontamos.unr.edu.ar está estructurada en cuatro módulos de contenido a partir de infografías, podcast, videos, entrevistas y ejercicios con preguntas abiertas que se fueron construyendo en el curso. Está planteada como un espacio en el que se puedan escuchar las voces de los jóvenes y ser de utilidad tanto para ellos como para los centros de estudiantes que organizan talleres así como también para docentes. “Se puede recorrer, usar e intervenir, jugar con el contenido, comentar, consultar”, explica Gorini y agrega: “Nosotres contamos en primera persona del plural, es algo colectivo, nunca cerrado, con la habilitación que genera la pregunta de poder seguir hablando, pensando.”

¿Qué ESI queremos?

En general la ESI se aborda en las escuelas desde una visión biologicista y binaria, no siempre integral. “Aparece el cuidado de las relaciones sexuales en términos del uso de preservativos y métodos anticonceptivos más vinculada a lo reproductivo y no reproductivo pero no sobre el consentimiento o cómo pensar el deseo en las relaciones sexuales”, afirma Gorini pero aclara que también hay algunas experiencias docentes que fueron incorporando la perspectiva de género desde otros lugares en sus materias.  

La educación sexual integral implica adoptar una perspectiva transversal en las escuelas.

Por ejemplo, en una clase de Lengua se lee un texto que habilita a pensar en las violencias de género, discutir el tema y que luego cada estudiante pueda escribir algo. Tampoco se trata de  reducir el contenido a una clase, sino que la educación sexual integral implica adoptar una perspectiva transversal en las escuelas que  tienen que garantizarla más allá de las buenas voluntades de algunos profesores o de los centros de estudiantes.

Para los jóvenes “pensar qué ESI queremos” implica saber cuáles son sus derechos y cómo los defienden, pensar en las diversidades cada vez más ampliamente, hablar de violencias, cómo y quién responde frente a una situación,  de qué manera cuidarse, cómo acompañar y ayudar a una persona que hace doler, cómo no expulsar y generar una grupalidad donde no haya discriminación.

Entre los temas más demandados para trabajar están los noviazgos, los vínculos y las relaciones afectivas como las amistades consideradas muy importantes como sostén de vida, la perspectiva de las masculinidades, el consentimiento y el deseo, a qué edad hay que tener un novio o una relación sexual de acuerdo a la norma. “Siempre que hay un vínculo romántico se nos dice que tiene que haber una atracción sexual, hay una imposición  acerca de cómo vincularse afectivamente con alguien y se habla muy poco del deseo”.

Gorini explica que en los talleres a veces se encuentran con  resistencias a ciertos temas, por ejemplo, en cuanto a la complicidad machista y entonces piensan cómo hacer para que no parezca un ataque sino un espacio en el que se pueda generar un espacio de diálogo y un conocimiento colectivo  que aporte acerca de cómo relacionarse.

La UNR cuenta con un protocolo de actuación ante situaciones de violencia y discriminación.

Frente a las violencias

Frente a un caso de violencia, generalmente quienes escuchan por primera vez son los pares y muchas veces no saben cómo  abordarlo y qué hacer. “Se puede escuchar desde el afecto y la empatía pero hacían falta espacios institucionales para canalizarlo”, dice la Profesora. En este sentido la Universidad Nacional de Rosario actualizó este año un protocolo de actuación ante situaciones de violencia y discriminación por razones de género, identidad y/o expresión de género u orientación sexual.

Dentro de los elementos más importantes de la actualización se destacan la dotación de cargos para los espacios de atención a situaciones de violencia en cada una de las unidades académicas y un anexo con un procedimiento específico para el abordaje de situaciones que involucren a personas menores de edad, incluyendo principios normativos expresados en el código civil y en la normativa específica que consagra derechos a las infancias y adolescencias.

“Nos educan en una sociedad binaria, heteronormativa, patriarcal por lo que es difícil reconocer las violencias, incluso se reproducen”, expresa Gorini y agrega: “Hay que desarmar esas estructuras que sostienen y habilitan las violencias que muchas veces están naturalizadas pero todavía falta mucho, es un proceso de discusión constante que nos tenemos que seguir dando”. La Profesora reconoce que el movimiento feminista fue incorporando nuevas perspectivas a lo largo de estos años pero ninguna discusión está saldada, “hay que seguir cuestionando e incomodándonos”.

Sofía Gorini es Profesora de Comunicación Educativa de la UNR. Es integrante del Area de Género y Sexualidades y del Proyecto de Extensión Universitaria “Nosotres Contamos”.

Periodista: Victoria Arrabal/Fotógrafa: Camila Casero