La UNR abrió sus puertas por primera vez en vacaciones de invierno y la respuesta fue extraordinaria. Miles de chicas y chicos tuvieron su encuentro con la ciencia, el arte y la tecnología en “Visible lo invisible”.

Por primera vez la Universidad Nacional de Rosario abrió sus puertas en vacaciones de invierno con la propuesta “Visible lo invisible” y la respuesta fue extraordinaria. Del 11 al 13 de julio chicas y chicos de todas las edades, y sus familias, vivieron la experiencia de arte, ciencias, cuentos, realidad virtual en el Espacio Cultural Universitario (ECU), en San Martín 750.

Unas 600 personas por día colmaron los talleres, los stands, las estaciones tecnológicas especialmente pensadas para que cada uno de los asistentes tenga un encuentro con la ciencia de un modo directo, sencillo: para ver detrás de un microscopio, conocer sobre los planetas, jugar a elegir una profesión, diseñar su propia constelación, perseguir satélites con lentes 3D, investigar sobre las propiedades de las frutas o ser parte de los personajes de Cuenta Ciencia, la colección de UNR Editora.

Ni bien se abrieron las puertas el lunes a las 14, comenzaron a poblarse los espacios lúdicos y el ECU se vio repleto de risas, corridas, saltos de alegrías de las chicas y chicos que ya arrancaban contentos al elegir su profesión futura: en el primer stand podían elegir la ropa con la que se imaginan dentro de algunos años: médica, cocinero, científica, maestro, peluquero, deportista, pero la historia no terminaba ahí. Enseguida te tomaban una foto que podía llevarse en papel con una firma personalizada de stickers.

El primer taller, “Libreciencia: haciendo visible lo invisible”, tuvo tal convocatoria que se dictó dos veces ya que había desbordado de participantes, estuvo a cargo de la Dra. Betiana Garavaglia que guió a una larga mesa de chicos y chicas a develar “¿Qué se esconde en las frutas?”. El experimento fue con gelatinas y las conclusiones fueron compartidas también con los padres.

El taller permanente “Lazos de estrellas” se desarrolló durante los tres días con especialistas del Observatorio Astronómico Municipal. en un sector bien oscuro los chicos y chicas pudieron crear sus propias constelaciones, ponerles nombres y verlas brillar tras vidrios luminosos. 

“¿Qué es el tiempo?”, fue otro de los talleres más concurridos, es que las preguntas sobre el tiempo persiguen a la humanidad desde su creación, los chicos y chicas llegaron con sus interrogantes que encontraron algunas respuestas desde la ciencia, la filosofía, la poesía y por supuesto, desde el sentido común. La actividad estuvo coordinada por el Dr. Bernardo Gómez.

“¿Cómo guardar la lluvia en el bolsillo?”, fue el último de los talleres, el miércoles, con la poesía como protagonista, con frases e ideas lanzadas por los más pequeños que, con la ayuda de la Dra. María Belén Campero, pudieron imaginar cientos de maneras de atrapar el agua. “El asombroso mundo de los microorganismos” con la Dra. Cecilia Di Capua, cerró el cronograma de espacios de trabajo en los que chicas y chicos participaron durante media hora en la tarea de inspeccionar las células que a simple vista no se ven.

Justamente los microcospios para ver arañas peludas, hormigas, mosquitos y otros insectos fueron estrellas de estas jornadas “Visible lo invisible”, es que la posibilidad de mirar a través de “una lupa gigante pero chiquita” -como describió uno de los niños- provoca tal asombro que ni bien terminaban de mirar, volvían otra vez a hacer las filas para ver más y más cerca.

Del otro lado de las enormes columnas de mármol del ECU, la tecnología se apoderaba del espacio y la muchedumbre sólo quería tener su minuto de tiempo para navegar a través de los enormes visores de realidad virtual. Se veían planetas, desiertos, arenas, montañas, territorios inhóspitos, cielos de colores. Algunos se marearon ante tanta novedad, otros querían más.

En el centro de la escena estuvo el stand de “Cuenta Ciencia” con la encantadora payasa “Cuchara” que mantuvo la atención de enormes grupos con un bingo con imágenes de la colección de ciencia que entregaba a los ganadores más libros sobre Nacho, Matías y Emilio, los personajes de los cuentos para infancias publicada por la UNR Editora y la Dirección de Comunicación de la Ciencia de la universidad.

Atrás, tipo cierre, se podían escribir cartas que se abrirán en el futuro, la propuesta copó a todos y los buzones transparentes explotaron de deseos. El tiempo, el presente, lo que vendrá, lo que no está visible, lo que parece no tener explicación fueron algunos de los temas que se abordaron en esta primera edición de “Visible lo visible”, que promete volver.

Periodista: Micaela Pereyra / Fotógrafa: Camila Casero