Se colocó una placa conmemorativa en la puerta de la habitación 105, lugar donde fue secuestrada y desaparecida en 1976.
La Universidad Nacional de Rosario, a través del Área de Derechos Humanos, llevó a cabo la señalización de una “Marca de Memoria” en conmemoración de la estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades y Artes María Teresa Vidal Martínez Bayo “Marité”, quien fue secuestrada y desaparecida el 6 de agosto de 1976 de la puerta de la habitación 105 del antiguo Gran Hotel Italia, hoy Sede de Gobierno de la UNR.
Esta actividad se llevó adelante en articulación con la Dirección de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Facultad de Humanidades y Artes y en el marco del Día Internacional de las Personas Detenidas y Desaparecidas que se conmemora anualmente el 30 de agosto, y estuvieron presentes autoridades, familiares y amistades de Marité.
“Hay un compromiso institucional, político y académico de la Universidad Nacional de Rosario en la construcción de la memoria y en la búsqueda de verdad y justicia. Es un pequeño gesto simbólico, pero para nosotros es un acto de reparación ineludible y necesario. Quiénes tenemos la responsabilidad de conducir institucionalmente estos espacios, tenemos que garantizar los puentes, las decisiones y los dispositivos para que nuestras instituciones se comprometan genuinamente en esta tarea”, explicó el rector Franco Bartolacci y agregó: “Esta historia sirve para poner en valor esta tarea sin descanso permanente, muchas veces invisibilizada. Este trabajo hizo que pudieramos conocer esta brutal historia que estaba a centímetros de los lugares que recorremos todos los días”.
El rector Bartolacci, aseguró que este reconocimiento representa un mensaje de la Universidad hacia dentro y hacia afuera. “Hacia adentro para ratificar a nuestra comunidad donde está parada la UNR, donde ha estado y donde estará hacia adelante. La Universidad, como buena parte de las instituciones, no ha asumido lo que reclama como consigna genuinamente en todo su accionar y nosotros queremos hacer un aporte para conducirnos a un lugar distinto. Pero es también un mensaje hacia afuera, en un momento importante, para poner en valor la necesidad de seguir haciendo el ejercicio de la memoria, porque parece que en Argentina tanta brutalidad no ha sido suficiente como aprendizaje”.
Señalizar los espacios de la Universidad donde se cometieron hechos del accionar de la represión ilegal desarrollada durante la última dictadura cívico militar es una tarea indispensable para impulsar políticas reparatorias de Memoria, Verdad y Justicia.
“Decidimos realizar este acto por un compromiso y reconocimiento histórico. Estamos trabajando en la pedagogía de la memoria, recuperando recorridos iniciados por distintas facultades e inaugurando nuevos modos de estar siendo en la Universidad. Hoy recibimos nuevamente a Marité en nuestra casa”, señaló Paula Contino, responsable del Área de Derechos Humanos de la UNR.
Recordando a Marité
Marité tenía 21 años de edad y era estudiantes del Letras en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR. Sus familiares y amigos, afirman que leía con particular dedicación a Gabriel García Márquez y formaba parte de la Biblioteca Popular “La Vigil”. Tenía un gran sentido del humor y en su vida había lugar para varias pasiones, entre las que se destacaban la música y la política.
Hace 46 años, junto a las mujeres de su familia, se hospedaron en el Hotel Italia, más precisamente en la habitación 105. En la madrugada del 6 de agosto de 1976, mientras lloviznaba, llegaron hasta allí un grupo de la policía federal camuflados y se la llevaron. Fue secuestrada y detenida de forma clandestina, en la hoy demolida Quinta Operacional de Fisherton. Con el paso del tiempo, su nombre integró la lista de las 29 víctimas que conforman la causa judicial denominada Klotzman, la cual logró cuatro condenas a cadena perpetua a los implicados.
En el año 2012, el equipo de Antropología Forense, bajo la investigación llevada adelante por la fiscal Mabel Colalongo identificó su cuerpo, devolviendo a sus restos la identidad que le habían robado los genocidas. “Las huellas de memoria, siempre en movimiento, siempre en reconstrucción en nuestra Universidad y en tantos otros lugares, son vitales porque son para visibilizar las acciones violentas del terrorismo estatal. Las señalizaciones forman parte de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, y simbolizan el compromiso con el Estado democrático para dar a conocer y condenar los crímenes de lesa humanidad, seguir impulsando los juicios a los responsables que aún están impunes, buscar a las nietas y a los nietos”, reflexionó Contino.
Por su parte, Claudia Vidal Martínez Bayo, hermana de Marité agradeció a la UNR por el reconocimiento. “Mi hermana era mi compañera de travesuras en la niñez y amiga en la juventud, su risa llenaba todos los espacios donde estaba. Quiero que se queden con ese recuerdo”.
“No quiero dejar de agradecer a la Universidad y a los fiscales y jueces que condenaron a los asesinos de mi hermana”, expresó Agustín Vidal , hermano de Marité.
“Gracias a la UNR por el compromiso de recordar a Marité y honrar su memoria. Empecé letras en el 74 junto a ella y fuimos compañeras de militancia. Se la llevaron por su compromiso político, no tuvo derecho a un juicio justo. Marité no fue una delincuente, fue una persona que quería un país diferente”, sentenció Celeste Montecchiarini.
Fortaleciendo la memoria
La Universidad Nacional de Rosario, a través de su Área de Derechos Humanos, está trabajando arduamente en el proceso de Reparación y Restitución de Legajos a integrantes de la comunidad universitaria víctimas del terrorismo de Estado. Esta acción es un objetivo estratégico que se trabaja articulada y coordinadamente con las diferentes unidades académicas de la Universidad.
Gracias a un entrecruzamiento de datos entre los registros de estudiantes de esa facultad y el Registro Unificado de las víctimas del terrorismo de Estado se pudo constatar la identidad de la misma.
En este sentido, se busca profundizar el proceso de reconstrucción y reparación de la Memoria que interpela y disputa el sentido sobre el pasado, pudiendo indagar sobre los efectos del genocidio y recuperar las identidades y trayectorias vitales de las personas que fueron miembro de la comunidad académica.
El mismo construye una memoria institucional que permite historizar los hechos que marcaron la vida de la Universidad durante el terrorismo de Estado, asumiendo que la comunidad universitaria fue víctima del genocidio y, a la vez, que la institución actuó como victimaria por efecto de la intervención que sufrió ‐incluso previa al golpe de estado, y las sucesivas gestiones de la dictadura cívico‐militar- donde integrantes de los diferentes claustros sufrieron secuestro, desaparición, homicidio, expulsión y exilio.
El Área de Derechos Humanos de la Universidad ha presentado esta iniciativa como proyecto en el Consejo Superior, donde se propone la inscripción de la condición de persona detenida-desaparecida y/o asesinada, en los legajos de docentes, no-docentes, estudiantes o graduados/as/es de todas las Facultades y Escuelas Medias de la UNR; dejar constancia en los legajos de estas personas de los motivos que determinaron la interrupción del desempeño laboral, estudiantil, institucional o académico de aquellas que fueron víctimas de la última dictadura cívico-militar; proceder a la digitalización de los legajos y disponer la entrega de una copia de los legajos donde consta la reparación documental registrada a afectados/as/es y/o familiares que lo soliciten.
Este proceso de reparación material y simbólica constituye un acto de responsabilidad de quien repara y consolida el camino de institucionalización de los Derechos Humanos como una perspectiva transversal a la formación, investigación, extensión y gestión de nuestra Universidad.
Periodista: Gonzalo J. García/Fotógrafa: Camila Casero.