La UNR se enorgullece de sus investigadores e investigadoras y los felicita por su contribución al desarrollo del conocimiento y al mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad.
El 10 de abril se celebra el día nacional del investigador científico en homenaje al natalicio del Dr. Bernardo Houssay quien fue el primer científico argentino en obtener un Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1947. “Los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico-tecnológico y los países pobres lo siguen siendo porque no lo hacen. La ciencia no es cara, cara es la ignorancia”, sostuvo Bernardo Houssay.
“No deseo estatuas, placas, premios, calles o institutos cuando muera. Mi voluntad es que no se haga nada de eso. Mis esperanzas son otras. Deseo que mi país contribuya al adelanto científico y cultural del mundo actual, que tenga artistas, pensadores y científicos que enriquezcan nuestra cultura y cuya obra sea beneficiosa para nuestro país, nuestros compatriotas y la especie humana”, expresó.
La Universidad Nacional de Rosario cuenta con 3200 investigadores, de los cuales un 60% son mujeres. Son uno de los pilares principales de la UNR y su labor se destaca en el país y en el mundo, a partir del desarrollo de investigaciones de vanguardia en una amplia variedad de áreas. En este día, la Universidad reconoce y honra su trabajo y dedicación en la búsqueda de soluciones innovadoras para los desafíos que enfrenta la sociedad. Los felicita y agradece por su compromiso y dedicación en la construcción de un futuro mejor.
“Cuando se piensa en qué es ser investigador, lo primero que viene a la mente es que es quien se hace preguntas, que busca. Creo que va más allá, ser investigadores es una forma de relacionarse con el mundo. Querer saber para transformar, construir conocimiento sobre ciertos temas de interés”, expresó la doctora en Comunicación Social Elena Gasparri, responsable del Área de Ciencia, Tecnología e Innovación de la UNR.
Según el campo de aplicación, las investigadoras de la UNR tienen mayor participación en las áreas vinculadas a las Ciencias Sociales y las Humanidades y Artes. También, hay una participación mayor de mujeres en tareas de investigación relacionadas con el área de bioquímica y farmacia. Por el contrario, en las Ciencias Exactas, Ingeniería, Tecnología, y Ciencias Agrarias los números son más parejos, siendo levemente superior la cantidad de varones que se desempeñan en estas áreas.
El legado de Houssay
El 10 de abril de 1887 nació en Buenos Aires Bernardo Alberto Houssay. Fue un estudiante prodigio. Se graduó de bachiller a los 13 años, en el Colegio Nacional de Buenos Aires, a los 17 años se recibió de farmacéutico y a los 23 años de médico. En 1922 recibió el Premio Nacional de Ciencias por su trabajo Acción fisiológica de los extractos hipofisiarios, donde hay indicios de las investigaciones que le valieron el Nobel. En 1934 impulsó la creación de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias con la finalidad de conseguir el financiamiento adecuado para que los científicos desarrollen sus investigaciones con más tiempo y resultados más precisos.
En el año 1945 publicó el tratado Fisiología humana, en coautoría con figuras destacadas de sus equipos de trabajo. La publicación, que incluía artículos e ilustraciones sobre fisiología general, fue traducida a varios idiomas, entre ellos, al francés, inglés, portugués e italiano, un hecho importante de la divulgación científica argentina. La publicación de este tratado le otorgó a Houssay la consagración internacional y el 23 de octubre de 1947 fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina convirtiéndose así en el primer latinoamericano en recibir la distinción en ciencias. Sus investigaciones y descubrimientos sobre el papel de la hipófisis en la regulación de la cantidad de azúcar en sangre resultaron esenciales para comprender la diabetes.
Si bien Houssay ya era conocido por sus extraordinarias investigaciones en distintos centros científicos del exterior, la obtención del Nobel le otorga la consagración internacional e instala a la Argentina en el mundo de la ciencia. Fue un gran impulso para seguir encabezando proyectos de investigación y continuar con la formación de discípulos. Uno de sus mayores discípulos fue Luis Federico Leloir, Premio Nobel de Química en 1970. Un Nobel formó a otro Nobel, ambos científicos argentinos, un hecho muy poco común en el mundo.
Uno de los legados más importantes fue el impulso que dio a la creación de numerosos institutos y centros para el progreso de la ciencia en el país. En 1934 creó la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias y en 1958, la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), como centro de investigación nacional.
Periodistas: Victoria Arrabal y Gonzalo J. García/Fotógrafa: Camila Casero