En el marco del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, la Usina de Datos UNR presentó un informe estadístico que muestra cómo se profundizó la feminización de la pobreza.

En Rosario el 40% de las asalariadas trabaja “en negro” y la brecha de ingresos con los varones es superior a la media nacional. A esto se suma el trabajo no remunerado: siete de cada diez personas que asumen las tareas del hogar son mujeres y le dedican más tiempo al cuidado de los integrantes de la familia.

Los datos surgen del informe “Desigualdad de Género en números” elaborado por la Usina de Datos de la UNR en conjunto con el Área de Género y Sexualidades y la Dirección de Comunicación de las Ciencias del Área de Ciencias, Tecnología e Innovación.

El estudio se centra en los nudos estructurales que refuerzan las desigualdades de género: la desigualdad socioeconómica y la profundización de la feminización de la pobreza, los patrones patriarcales discriminatorios, la división sexual del trabajo y la injusta organización del cuidado, la concentración de poder y las relaciones de jerarquía que excluyen a las mujeres y disidencias del proceso de toma de decisiones e impiden el ejercicio pleno de los derechos y el desarrollo igualitario de la sociedad.

Según los datos de Encuesta Permanente de Hogares, en el aglomerado Gran Rosario 7 de cada 10 personas que asumen las tareas del hogar -sin contar las realizadas por el servicio doméstico- son mujeres y esta proporción es aún más dispar que la del promedio nacional. En este sentido, las mujeres destinan más horas de su día al trabajo doméstico y de cuidado: 2 horas 55 minutos, mientras que los varones le dedican 1 hora 36 minutos. Estas tareas incluyen: limpieza de la casa, aseo y arreglo de ropa, preparación y cocción de alimentos, organización de compras, reparación y mantenimiento del propio hogar.

Y, en cuanto al trabajo no remunerado de cuidado a integrantes del hogar-niños, niñas, personas enfermas y/o adultas-, las mujeres le dedican un promedio diario de 1 hora 45 minutos, mientras que los varones sólo 50 minutos diarios. Estas tareas incluyen el tiempo de traslado a las distintas actividades y el apoyo en tareas escolares.

“Ese trabajo no remunerado destinado al propio hogar representa una porción sustancial del tiempo total destinado al trabajo y su desigual reparto entre los distintos sexos se considera un importante factor de desigualdad en la condición de actividad económica y situación ocupacional de varones y mujeres”, analiza el informe. De hecho, la participación en el trabajo remunerado presenta desigualdades tanto en la cantidad como en la calidad de las oportunidades laborales y la extensión de la jornada de trabajo para varones y mujeres.

Por su parte, entre las personas que trabajan en relación de dependencia, las mujeres presentan un porcentaje de informalidad 10 puntos superior al de los varones. En este sentido, un 40% de las asalariadas no tienen descuentos jubilatorios, indicador que se utiliza como aproximación al trabajo no registrado o “en negro”.

La brecha de ingresos de la ocupación principal entre mujeres y varones en Rosario es superior a la observada en el conjunto de aglomerados urbanos. Si bien se acortó en los últimos 4 años, alcanzó el 33%, 12 puntos porcentuales más arriba que el total de todo el país. Respecto a la seguridad social, del total de las jubilaciones, el 77,9% está destinada a mujeres, de las cuáles el 82,7% accedieron a través de moratorias mientras que el 17,3% restante fue sin dicho recurso.

“El actual contexto de crisis económica profundiza uno de los nudos estructurales: la feminización de la pobreza. Los hogares se empobrecieron ante el aumento del costo de vida sin un incremento en los ingresos corrientes de la misma intensidad”, expresa el estudio. A modo de ejemplo, en el último año la Canasta Básica Alimentaria en Rosario aumentó un 430% y el poder de compra de los haberes se vio abruptamente deteriorado. “Las desigualdades en la carga de trabajo y las dificultades para satisfacer las necesidades básicas ponen en riesgo el desarrollo de las mujeres cada vez más a cargo de hogares cada vez más pobres”.

Periodista: Victoria Arrabal