Fue recuperada la parte sur del edificio que ahora luce con el esplendor original de 1890. Hay nuevas aulas, oficinas, baños, techos, pisos que mantienen el diseño de la época. La obra llevó 2 años y 9 meses, con una inversión de 2.700 millones de pesos de fondos propios de la UNR.
La apertura del edificio remodelado de la Facultad de Derecho ya es realidad. Durante dos años y 9 meses, tanto la comunidad educativa como los rosarinos fueron testigos del esfuerzo de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) para recuperar la estructura del antiguo Palacio de Justicia que fue construido en 1890. Desde este jueves 7 de agosto los estudiantes, docentes, investigadores podrán al fin poblar las nuevas aulas, darle vida, sentido, a estos espacios que lucen esplendorosos y revitalizan el patrimonio de la ciudad.
Son 2600 m2 que representan el 50% de la superficie total del edificio que ha sido recuperado en cada detalle, con un trabajo íntegro que dejó atrás los parches de intervenciones anteriores, con una planificación que permitió transformar oficinas en salones para el desarrollo de actividades académicas de grado y posgrado, ampliar espacios para administración, además de sumar baños accesibles, restaurar aberturas, persianas, techos, galerías, cubiertas y cúpulas. La metamorfosis también comprendió la incorporación de conectividad y de herramientas tecnológicas fundamentales para mejorar la experiencia educativa.
En el patio principal se demolió la gran estructura de escalera caracol y ascensor que estaba en el centro del ingreso por Córdoba y ahí se construyó una escalera de ingreso a la galería del ala sur que es tan parecida a la que lleva a calle Moreno que la sensación es que siempre estuvo ahí. En tanto para comunicar la planta baja con la alta, se incorporó un ascensor adentro y una nueva escalera interna. Otra novedad es la presentación de uno de los salones más grandes ubicado sobre la esquina de Córdoba y Moreno que fue diseñado para simular un juicio oral. La tarea fue ardua y artesanal para respetar la impronta original del edificio pero también para incorporar técnicas modernas que preparen la estructura para las condiciones climáticas actuales con especial énfasis en la impermeabilización. La inversión total fue de 2.700 millones de pesos con fondos íntegros de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).





El rector de la UNR, Franco Bartolacci, valoró la restauración del edificio que retornó a su aspecto original de 1890. “Nunca en 135 años se había hecho una recuperación tan estructural de este edificio que es patrimonio histórico nacional, y hoy estamos felices junto a toda comunidad de la Facultad de Derecho porque finalmente terminamos esta obra, que costó mucho en el contexto en que estamos, con una inversión de 2.700 millones de pesos con presupuesto propio de la Universidad. Queríamos devolverle a la comunidad académica condiciones de trabajo y estudio como se merecen, y devolverle a la ciudad de Rosario -en el año del tricentenario- este edificio en su mejor versión”.
“No se trató de reparar lo que estaba mal sino recuperar, reconstruir de manera artesanal, por ejemplo los pisos se repusieron integralmente, se mandaron a hacer las baldosas a Buenos Aires especialmente porque ya no se producían, las aberturas retomaron su sentido original como era en 1890, otra puertas y persianas se hicieron a nuevo siguiendo el estilo, ese fue el espíritu, durante muchos años se hicieron parches y ahora ha quedado increíble”, comentó satisfecho Bartolacci.
Son edificios que han sido creados en otra época y con otras condiciones climáticas, es por eso que la transformación también tiene en cuenta esa arista. “Formamos a nuestro equipo de mantenimiento para trabajar en el resguardo del patrimonio, hacemos un esfuerzo por recomponerlo, y retomar el valor que tiene, cuidar los edificios públicos como corresponde. Defender la Universidad también es esto”, reflexionó el rector.
“Defender la universidad pública es reclamar los recursos mínimos indispensables para poder funcionar bien. Si hay problemas, hay que resguardar la inversión en educación de excelencia, en producción científica, porque es lo que hacen los países desarrollados del mundo, que invierten cuatro o cinco veces más que la Argentina, incluso sin tener un sistema público tan robusto como nuestro país tiene. Esto, que le transforma la vida a tanta gente, es finalmente lo que nos hace libres, el acceso a la educación. Y hay que cuidarlo”
En tanto, el decano de la Facultad de Derecho, Hernán Botta, expuso la emoción que significa para la comunidad la puesta en valor del edificio: “Es como tener nuestra casa flamante”. Y agregó: “Estamos ante un acontecimiento histórico. Primero porque es concretar algo que parecía muy difícil en un país en el cual cuesta realizar este tipo de cosas, y porque se produce en un momento muy particular del sistema universitario, por las dificultades que atraviesa el sistema, que son de público conocimiento”.

En una de las recorridas, el rector Bartolacci, junto al decano Botta mostraron el nuevo salón para simular juicios orales. “Acá funcionaba la antigua oficina de decanato que años atrás se compartía con Agrarias. Hoy está refuncionalizada en un aula de simulación de juicio, de litigación, para que nuestros estudiantes entrenen sus habilidades en litigación oral, está dispuesta como si fuese una sala de tribunales”, explicó orgulloso el decano.
Y apuntó: “Es importante decir que significa mucho, no solo para la Universidad Nacional de Rosario y nuestra Facultad, sino también para la ciudad y para la región restaurar de la manera que se está haciendo, es decir, restaurarlo a nuevo, con el esplendor que tenía el edificio hace 130 años, en el momento original de su construcción. Un espacio que es, en lo formal, Monumento Histórico Nacional. Y después desde un punto vista familiar, es un espacio muy significativo para quienes lo transitamos gran parte de nuestras vidas, es una importante cantidad de horas y años de nuestras vidas”.
“Como todo lo que sucede en la Universidad es una experiencia colectiva, el hito fundacional de todo esto es la decisión política del rector, de decir, el edificio de la Facultad de Derecho merece otro tratamiento. Hasta ahora se venía sosteniendo como se podía, y ahora con esta obra se llevó adelante exclusivamente con fondos propios de la universidad”, resaltó el decano.
La obra
Los trabajos de reconstrucción no tienen precedentes con la restauración de molduras y ornamentos, además del trabajo manual para embellecer aberturas, baldosas antiguas fabricadas especialmente para continuar el estilo de la época, con pisos de mármol y de madera en ambas plantas. En total fueron 1.000 m2 de recuperación de las cubiertas, 600 m2 en galerías, pasillos y espacios comunes, más unos 2.000 m2 en aulas, espacios académicos y administrativos.





El ingreso principal por Córdoba 2200 -correspondiente al ala sur- fue remodelado totalmente, desde el pabellón de calle Córdoba hasta la esquina de Moreno y de ahí a la antigua torre ubicada a mitad de cuadra frente a la plaza San Martín. Se realizó impermeabilización total, se cambiaron las nervaduras, los arcos, las chapas negras y se incorporó una a una las tejuelas en un trabajo manual para mantener la fachada original.
El otro sector que se renovó completamente fue el núcleo de sanitarios, se recuperó la antigua cisterna, original del edificio, para utilizarla como sala de bombeo y colocar un nuevo sistema para la provisión de agua.
El tercer sector de trabajo fue interior, refiere a la recuperación de todas las aulas del sector sur, muchas de ellas con serios problemas estructurales. También se demolió la histórica escalera caracol del patio para recuperar el sentido original del exterior con la construcción de una escalinata igual a la que lleva al sector de calle Moreno, además se erigió una escalera interna y se incorporó un nuevo ascensor, que es el tercer elevador y conecta con la planta alta para completar así la accesibilidad total del edificio.
También se renovó el sistema contra incendios, la carpintería, las ventilaciones, el mobiliario, las instalaciones eléctricas y las oficinas ubicadas en la esquina de Moreno.





El secretario del Área de Infraestructura, Guillermo Bas, rememoró cómo fueron superando las dificultades en estos dos años y nueve meses de obra. “Se trató de abordar una intervención integral de casi el 50% de un edificio de esta envergadura y valor patrimonial. Lo hicimos en este contexto que viven las universidades públicas y el país, con cambios en los presupuestos. Además, la obra convivió con el uso intensivo de la otra mitad del edificio por parte de la comunidad de la Facultad de Derecho. Es un logro de esta gestión que se pudo llevar adelante gracias a la colaboración de todos. Docentes, estudiantes, nodocentes y de las empresas que intervinieron en el proceso de la obra”, agradeció.
“Es importante también subrayar, el valor cultural y arquitectónico que aporta esta obra para la UNR pero fundamentalmente para la ciudad. Destacar el trabajo de las áreas técnicas de la Dirección de Construcciones universitarias y financieras de la UNR, y la profesionalidad de las empresas que intervinieron” señaló para indicar que “es responsabilidad de la UNR conservar de aquí en adelante el edificio. Esto significa un trabajo diario de mantenimiento y supervisión de todos sus componentes históricos y de la nueva infraestructura con la que se lo equipó para que cumpla con las necesidades de la vida académica actual”.
Un poco de historia
En 1892 comenzó a funcionar en esta locación el primer Palacio de Justicia de la ciudad, en un espacio en el que también se instaló el Colegio de Abogados y de Escribanos hasta 1960 que se construyó el edificio donde actualmente se emplazan los Tribunales Provinciales. En esa década las Escuelas de Derecho, Ciencias Agrarias, Ciencia Política y el Museo de Ciencias Naturales Dr. Angel Gallardo se trasladaron a ese inmueble que lucía ya deteriorado.
Las sucesivas intervenciones no interpretaron el proyecto original hasta que en 1994 se inicia un plan de rehabilitación en el que trabajan conjuntamente la UNR, la Municipalidad y el gobierno provincial. Es una nueva etapa para el edificio con obras de limpieza y saneamiento, se recupera el reloj de la torre principal. Se descongestiona el espacio con la mudanza de las otras escuelas para que funcione en exclusivo la Facultad de Derecho y el Museo Gallardo.
Un tiempo doloroso para el edificio fue el que vino después de un incendio intencional ocurrido en 2003 que afectó al 40 % de la estructura, primero se realizaron tareas de revitalización del ala norte hacia Santa Fe, que fue la más afectada para luego abordarlo de manera integral ya en 2022, cuando la UNR retomó la recuperación patrimonial entre los objetivos de su gestión. Se avanzó así con un trabajo de gran envergadura para conservar las piezas originales del edificio, recuperar estructuras respetando técnicas y materiales originales, manteniendo la estética histórica y resolviendo los problemas de base que arrastra una construcción tan añosa.
El inmueble no sólo es patrimonio histórico de la ciudad sino que también fue declarado Monumento Histórico Nacional, que es la máxima categoría en cuanto a patrimonio en el país, su remodelación fue supervisada por la Comisión Nacional de Monumentos que controla este tipo de construcciones y hoy con todas las habilitaciones, controles y verificaciones aprobadas reabre sus puertas con inmenso orgullo.
Periodista: Micaela Pereyra / Fotógrafa: Camila Casero
