En “Historias mínimas”, Eduardo, el grabador de las medallas que entrega la UNR cuenta sobre su trabajo y pasión por este oficio.

Eduardo Ruscalleda es una de las cuatro personas que se dedican al grabado a mano en la ciudad y desde su taller en una galería de Maipú al 900, viene realizando trabajos para todo el país en los últimos 30 años. “Elegí este oficio porque me encanta”, dice.

Cuenta que cuando iba a la escuela primaria San Cristóbal ya dibujaba muy bien, entonces surgió la posibilidad de hacer la secundaria en la Escuela Oficial de Joyería y Relojería “Crisol”, creada en 1961 por la cooperativa de industriales joyeros-relojeros de Rosario.

Esta institución daba las materias tradicionales por la mañana y por la tarde, cuatro horas de taller de grabado, engarzado, joyería y relojería. Allí estudió seis años y se recibió de Grabador. Recuerda que al comienzo eran muchos alumnos pero sólo terminaron 9. “No es difícil pero hay que tener habilidad  y en el grabado eso se va ganando con el tiempo”, sostiene.

Como eran muy pocas las escuelas de este tipo en el mundo, cuenta que las joyerías iban a buscar alumnos allí para darles trabajo, e incluso los visitaban interesados extranjeros. “Vinieron de Australia, Alemania, Suiza a ver cómo trabajábamos en los talleres y nos ofrecían ir a Europa”.

Eduardo luego fue profesor en esa misma escuela durante un tiempo pero el establecimiento se mudó y bajó mucho la cantidad de estudiantes. “Es un oficio que se está perdiendo,  somos muy pocos los grabadores a mano que quedamos y por eso muy buscados”, afirma.

Sobre cómo es su día, describe: “Me levanto temprano, vengo al taller a las 8 de la mañana y me pongo a grabar lo que me encargan las joyerías no sólo de Rosario sino también de Buenos Aires, Córdoba, Santiago del Estero, Misiones, además de los trabajos de clientes particulares que pueden ser en oro, plata o acero”. Como ahora cuenta con una máquina láser, esta le permite grabar “de todo”: bombillas, mates, termos, chapas de acero.

Cuenta que los clientes quieren que se haga todo rápido pero para él esa no es la mejor forma. Y confiesa: “Lo que más disfruto del trabajo manual es hacer las cosas tranquilo, por eso a veces me quedo hasta las doce de la noche grabando.”

Sobre sus trabajos memorables recuerda que le grabó un mate a Lionel Messi que fue encargado por un primo del futbolista, la llave de la ciudad de Rosario que el ex intendente Horacio Usandizaga le entregó a Raúl Alfonsín, cucharitas de plata para el ex presidente, unos cortapapeles para su esposa, pulseritas para los hijos de Valeria Mazza. Asimismo, la corona de una virgen de Italia y 30 medallas para diputados italianos.

Para la Universidad Nacional de Rosario grabó muchas medallas, por ejemplo para los músicos Lito Nebbia y Charly García para el ex presidente uruguayo Hugo Mujica, para varios escritores, profesores, investigadores, estudiantes y personalidades sobresalientes, que son distinguidas por la Universidad.

Periodista: Victoria Arrabal/Producción general de “Historias Mínimas”: Sofía López King y Karen Roeschlin