El PIB nominal expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de un país o de una región durante un período determinado de tiempo (normalmente un año) con el nivel de precios existente en cada momento.

Es por esta razón por la que se utiliza la expresión PIB a precios corrientes.

Por otra parte, la noción de producto se refiere a la noción de valor agregado; en tanto que interno significa que la actividad es llevada a cabo dentro de las fronteras de un determinado territorio, sin importar la residencia de los factores productivos.

Finalmente, bruto indica que se esta teniendo en cuenta tanto la inversión de reposición del desgaste de los bienes de capital, como así también la inversión destina a incrementar el stock de capital de la economía.

En situaciones de alta inflación, un aumento sustancial de precios – aún cuando la producción permanezca constante -, puede dar como resultado un aumento sustancial del PIB, motivado exclusivamente por el aumento de los precios.

Por tanto, el PIB nominal, especialmente en economías con inflaciones crecientes, puede resultar engañoso, razón por la cual debe trabajarse sobre el PIB real. Esto es, deflactando o sustrayendo el efecto de la inflación sobre la primer clasificación.

Es decir, el PIB nominal puede llegar a indicar falsamente que la producción está aumentando cuando en realidad está disminuyendo.

Desde esta perspectiva, el PIB nominal es un mal indicador del crecimiento económico. Sucede que el indicador aumenta si aumentan los precios, aun cuando la producción permanezca constante.

El PIB real (al mantenerse fijos o constantes los precios en un periodo determinado del tiempo) aumenta si aumenta la producción de bienes y servicios; y disminuye, si disminuye la producción de bienes y servicios. Luego, es el PIB real (o a precios constantes) es mejor indicador para estimar el crecimiento económico.

Existen tres métodos teóricos equivalentes de calcular el PIB: Método del Gasto, Método del Ingreso y Método del Valor Agregado.

En el Método del Gasto, el PIB es la suma de todas las erogaciones realizadas para la compra de bienes o servicios finales producidos dentro de una economía, es decir, se excluyen las compras de bienes o servicios intermedios y también los bienes o servicios importados.

En el Método del Valor Agregado, el PIB es la suma de los valores agregados de las diversas etapas de producción y en todos los sectores de la economía. El valor agregado que agrega una empresa en el proceso de producción es igual al valor de su producción menos el valor de los bienes intermedios.

Mientras que en el Método del Ingreso, el PIB es la suma de los ingresos de los asalariados, las ganancias de las empresas y los impuestos menos las subvenciones. La diferencia entre al valor de la producción de una empresa y el de los bienes intermedios tiene uno de los tres destinos siguientes: la renta del trabajo, los beneficios de las empresas o los impuestos indirectos del Estado, como el IVA.

El PBI como indicador presenta algunas dificultades, entre ellas no tiene en cuenta el agotamiento de los recursos naturales, ni las externalidades negativas que algunas actividades productivas generan, no tiene en cuenta la distribución del ingreso ni el endeudamiento externo.