El PIB real mide la producción de bienes y servicios destinados a la demanda final a precios constantes; es decir, elimina la distorsión de las variaciones en los precios (tantos de la inflación como de la deflación), tomando los precios del año que se toma como base.

Sabiendo el valor del PIB a precios corrientes, y el PIB a precios constantes podemos calcular el deflactor del PIB, es una medida del nivel de precios de los bienes y servicios producidos.

Éste se calcula dividiendo el PIB nominal por el PIB real y multiplicando el resultado por 100.

El deflactor del PIB nos informa de la parte del aumento del PIB nominal que es atribuible a la subida de los precios en vez de al aumento de las cantidades producidas.

En otras palabras, el deflactor del PIB mide el nivel actual de precios en relación con el año base.

La actualización del período base, y la consiguiente incorporación de nueva información, nuevos conceptos, clasificaciones, fuentes, y metodologías de estimación; requiere que las series de cuentas nacionales  sean revisadas en forma retrospectiva a fin de generar series de tiempo largas y consistentes.

Esta revisión consiste en enlazar  la serie anterior a la serie actual.

Una de esas técnicas estadísticas, es el  método de la tasa de variación. Éste consiste en aplicar las tasas de variación calculadas en la serie con base anterior, al nivel  de la serie establecido por el nuevo año base.

Como consecuencia, esta medida nos da la posibilidad de comparar la producción real de un determinado país en periodos diferentes.

Como las variaciones de los precios no afectan al PIB real, las variaciones del PIB real sólo reflejan variaciones en las cantidades producidas.

Por ello, es el mejor indicador de la producción de bienes y servicios de la economía, y es un buen indicador del bienestar económico, a pesar de que el crecimiento del PIB real no recoge los cambios tecnológicos que constantemente modifican las características de los bienes y servicios producidos por una economía, ni su distribución.