En el último año, en el mundo, se han registrado cosechas record en los tres cultivos de los que se ocupa este informe: sojatrigo y maíz; y que ha sido principalmente impulsada por las excelentes condiciones climáticas.

En paralelo, la demanda -directa o indirecta- de estos, ya sea para consumo humano o para otras actividades productivas, como son la ganadería o la obtención de biocombustibles; no están alcanzado para absorber el abundante flujo de producción registrado.

La combinación de estos dos fenómenos, han configurado un escenario donde se cumple una de las paradojas más famosos de la economía: la paradoja de la abundante cosecha.

Los excedentes de esta campaña, que se incorporan a los stocks ya existentes –y abundantes- de producciones anteriores, han impactado en una caída de los precios internacionales de cada cultivo, comprometiendo la rentabilidad del sector.

Asimismo, existen otros factores que traccionan en el mismo sentido y, por ende, refuerzan la caída de los precios percibidos por los productores locales.

La política monetaria ejercida por los bancos centrales de las principales economías del mundo, ha determinado que el dólar salga fortalecido con respecto a las otras monedas.

A dicho contexto debe sumarse el programa de recompra de deuda que ha lanzado la Unión Europea, y que ha comenzado en marzo del presente año, no sin tensiones dentro de los países de la zona del euro.

En el caso de la Argentina, el aumento de la producción del trigo, maíz y de soja; se explica únicamente por una mejora en los rindes, dado que el área sembrada se habría mantenido relativamente constante en esta campaña.

Las consecuencias combinadas de los factores que afectan a nuestra economía, están derivando en una pérdida de rentabilidad del productor agropecuario.

Si bien la devaluación de enero del 2014 brindó cierto alivio, el efecto de la misma ya ha sido licuado debido al aumento de los costos internos.

De esta forma, la pérdida de competitividad y los menores rindes han llevado a que -con rendimientos promedio- los márgenes sean negativos para productores de maíz y trigo en campos arrendados.

Dado la importante merma en el precio interno, la rentabilidad en el caso de este último cultivo puede llegar a ser negativa incluso en planteos con campo propio.

Las repercusiones de esta situación, también se hacen sentir corriente arriba, con efectos diversos en la cadena de valor de la agroindustria santafecina. Por una parte, la industria molinera se verá beneficiada de la elevada disponibilidad de soja.

La misma impulsará la actividad durante 2015, y, dado los stocks acumulados en los últimos años, el año entrante también presentaría un escenario positivo, incluso ante una posible caída de la cosecha.

Lamentablemente, lo mismo no aplica para productores de biodiesel de la provincia, quienes seguirán muy afectados por el derrumbe de los precios internacionales del crudo.

En el escenario actual, con precios del petróleo deprimidos, ocurre un efecto de sustitución, donde resulta más económico utilizar gasoil, que establecer algún corte con biodiesel.

De esta forma, solamente recurrirán a los biocombustibles aquellos países en los que por norma estos deban representar un porcentaje mínimo de la nafta o el gasoil.